Mercado Laboral

En clave freelancer: 6 consejos para evitar el burnout.

Planificación semanal y diaria, plazos realistas y límites claros o aprender a decir “no” a
proyectos que no se ajustan a los objetivos laborales, son algunas de las claves que comparte
Malt para que los freelancers eviten el burnout.

La presión de ser un profesional independiente puede llevar, en ocasiones, a una mentalidad de estar siempre conectado y atender con inmediatez el trabajo independientemente de su volumen, lo que provoca un alto nivel de agotamiento.
Pero las vacaciones de verano y en pleno mes de agosto, se presenta la oportunidad perfecta para que los expertos freelancers disfruten de un merecido descanso y puedan reflexionar sobre cómo van a afrontar la segunda mitad del año.
Y es que la gestión del tiempo y la carga de trabajo es una de las habilidades más importantes para un profesional independiente, especialmente si se trabaja en varios proyectos de manera simultánea. Para organizarse y mantener un flujo de trabajo constante, eficiente y saludable que se aleje del temido “burnout”, Malt, la mayor plataforma freelance, comparte 6 puntos clave:
Planificación semanal y diaria: es necesario contar con un calendario semanal en el que se reflejen las tareas diarias, las reuniones y los objetivos a cumplir en cada proyecto. Bloqueando un tiempo específico para cada proyecto y cliente, que hay que revisar al principio de la semana, así como al comienzo de cada jornada.
Priorizar las tareas según su urgencia e importancia: otro recurso clave para evitar los agobios es hacer un listado de prioridades. Para ello, son útiles recursos como la Matriz de Eisenhower que clasifica las tareas en 4 categorías: urgente e importante (hacer ahora), importante pero no urgente (planificar un momento para hacerlo), urgente pero no importante (para hacer al terminar las tareas del punto 1) y ni
urgente ni importante (despriorizar en el calendario).
Establecer plazos realistas y límites claros: definir una cantidad de proyectos que puedas asumir sin comprometer la calidad del trabajo y establecer plazos realistas con los clientes para no poner en riesgo el bienestar propio ni la reputación.
Aprender a decir “no”: cuando un proyecto no se ajusta a los objetivos laborales o a la especialización del freelancers, es mejor rechazarlo que descuidar el resto de proyectos o dedicarle demasiado tiempo a un proyecto que no aporta motivación.
Hacer evaluaciones periódicas de la carga de trabajo: un error común es no darse cuenta de la sobrecarga hasta que resulta demasiado tarde. Cada 2-3 meses, hay que revisar si los proyectos son sostenibles, tanto desde el aspecto económico como de la dedicación.

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